La fotografía analógica encierra al tiempo. Su muerte es lenta. Lo análogico se deja ir.
Nuestras imagenes tienen un destino triste. Solo un testigo en el último suspiro, un testigo que presiona eliminar en el celular. Nadie más asistirá a su muerte.
La fotografía analógica no quiere desaparecer. Es existencia material.
«Y las fotos son los rios, son el tiempo… todo nos dijo adiós, todo se aleja. La memoria no acuña su moneda» (entre comillas apropiación de Son los rios de Jorge Luis Borges).
Volvemos siempre.
Necesitamos retonar al lugar donde nacimos, como el salmón.
Paula Guillardoy
Noviembre 2021



