Las Fotos aparecen en los álbumes de familia, territorios afectivos donde la memoria y el olvido conviven. Elegimos romper la foto, en un intento de hacer desaparecer a quien aparece en ella, el cual lejos sigue aquí.
El recuerdo que nos devuelve la foto rota es el gesto de haberlo separado del recuerdo, lo hemos borrado, ya no está.
Entonces, las fotos rotas ¿a quién le hablan?.
Sin duda, esta foto rota le habla al que rompió la foto, ya que cada vez que la ve exorciza al ausente.
En la foto que comparto vemos a mi padre cuando tenía no más de 15 años. No tengo muchas foto de la rama paterna. Sin embargo este fragmento sobrevive al paso del tiempo.
Hace unos años Campari de por medio le digo: – Papi te acordás de esa foto que está rota y vos estás jovencito ¿quién estaba en la otra mitad?. Duda, piensa un momento y contesta. – No me acuerdo, ¡qué se yo hija!.
–Dale papi, la foto está rota ¿Cómo se llamaba?, le pregunté mientras le preparaba el segundo Campari. –Papá decime, dale, ¿a quién le voy a contar?. – Además esa causa ya prescribió, seguro que ni la conozco y ya se debe haber muerto.
Le muestro la foto, la que ustedes ven ahora. Mi viejo, que habla poco, sonríe y dice. – Mirá hija, yo te voy a decir quién está en la foto, pero te lo voy a decir con el último respiro.
Risas, Campari y la fota rota. El secreto se irá con él. Si es que existe un secreto.
La fascinación por la fotografía nos interpela a cada momento. Hay materialidad en el recuerdo. Hay recuerdos inventados a partir de esas fotos que nos hablan, que nos revelan aquello que fuimos y que nos rebelan ante lo que fue.
Mi viejo es el que está con la flor en primera fila de La Foto Rota
Paula Guillardoy para Convocatoria Virtual Album Familiar